REDENCION A TRAVES DEL SACRIFICIO de JC?
Publicado: Mié Oct 17, 2012 11:46 am
TEMA: ES NUESTRA REDENCION A TRAVES DEL SACRIFICIO
DE JESU-CRISTO Y DE SU SANGRE?
Hola a Todos,
en las ultimas semanas he leido algunos libros de hermanos cristianos
que desarrollaron mucho el don de la curacion y que fundan este don
en los siguientes parrafos del Nuevo Testamento.
Matteo 8,17: Para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta Isaias, que dijo: El mismo tomo nuestras enfermedades, y llevo nuestras dolencias.
Isaias 53,4-5: Ciertamente llevo el nuestras enfermedades y sufrio nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
Mas el herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre el; y por su llaga fuimos nosotros curados.
1.Pedro 2,24: El cual mismo llevo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros siendo muertos a los pecados, vivamos a la justicia por la herida del cual habeis sido sanados.
Yo recuerdo haber leido en el TT que el sacrificio de Jesucristo no "basta" para nuestra redencion, sino que tenemos que hacer meritos y seguir Su ejemplo. En el Nuevo Testamento
he encontrado otros dos parrafos que indican al sentido que le da el TT al sacrificio de JC.
Juan 14,6: Jesus le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mi..
Juan 13,34: Un mandamiento nuevo os doy: Que os ameis unos a otros; como os he amado, que tambien os ameis los unos a los otros.
**********************************************************
Para tener mas seguridad sobre esta diferencia que existe entre la creencia de algunos
cristianos y lo que dice el TT he estudiado este tema y lo quiero publicar aqui, para que
lo podais aprovechar. Porque seguro que va a ser uno (de muchos puntos cruciales) que
generaran disputas y agresiones hacia el TT respectivamente hacia sus seguidores.
E. 21:22. Aprended a amaros, a bendeciros, a perdonaros los unos a los otros; a ser mansos y dulces, buenos y nobles, y entended que, de no hacerlo así, no tendréis en vuestra vida ni el más leve reflejo de las obras de Cristo, vuestro Maestro.
23. A todos hablo y os invito a destruir los errores que por tantos siglos os han detenido en vuestra evolución.
24. Tomad por escudo el amor y empuñad como espada la verdad y pronto encontraréis el camino. No temáis ser sembradores de amor, porque ya no están Pilatos ni Caifás en el mundo para que juzguen a mis discípulos. Pequeños calvarios encontraréis a vuestro paso, mas pasad por ellos dejando huella de fortaleza, de serenidad y fe.
25. Cristo os dio su ejemplo, pero es y seguirá siendo el eterno Maestro, en espíritu y en verdad.
26. El Espíritu de Verdad y Consolación, es el mismo Espíritu de Dios que palpitó en Jesús amoroso que habitó entre los hombres y que palpitará en vosotros cuando sepáis amar como El os enseñó.
E. 29: 37. Cuando Jesús fue en la cruz, no hubo espíritu que no se sintiera estremecido ante la voz de amor y de justicia de aquél que moría desnudo como la misma verdad que entregó en su palabra. Quienes han analizado la vida de Jesús, han reconocido que ni antes ni después de El, ha existido quien lleve a cabo una obra como la suya, porque fue obra divina que con su ejemplo salvará a la humanidad.
38. Llegué con mansedumbre al sacrificio, porque sabía que mi sangre habia de convertiros y salvaros. Hablé con amor y os perdoné hasta el último instante porque vine a traeros una enseñanza sublime y a trazaros el camino con ejemplos perfectos hacia la eternidad.
39. Quizo la humanidad hacerme desistir de mi propósito buscando la fragilidad de la carne y no desistí. Quisieron los hombres hacerme blasfemar y no blasfemé. Mientras más me ofendian las turbas, más piedad y amor tenia de ellas y cuanto más herían mi cuerpo, más sangre manaba de él para dar vida a los muertos a la fe.
40. Esa sangre es el símbolo del amor con que tracé el camino al espíritu humano. Dejé mi palabra de fé y esperanza a los hambrientos de justicia y el tesoro de mis revelaciones a los pobres de espíritu.
41. Hasta que el tiempo pasó, la humanidad se dio cuenta de quién habia estado en el mundo; entonces, la Obra de Jesús fue tenida por perfecta y divina, reconocida como sobrehumana. ¡Cuántas lágrimas de arrepentimiento! ¡Cuánto remordimiento en los espíritus!
E. 45:81. En aquel tiempo, Jesús fue a orar al huerto de los olivos porque se aproximaba su sacrificio. Hoy vengo a deciros: Orad y recordad aquel ejemplo para que encontréis la fortaleza en el Señor; porque en verdad os digo, que el cáliz que bebí en aquella noche fue muy amargo, pero también el que hoy me ofrece nuevamente esta humanidad, ¡Cuán amargo es! En él están todas las lágrimas, la sangre y el dolor de los hombres.
82. Así os enseño, ¡Oh, amados discípulos! A orar para esperar las grandes pruebas, mas nunca pesará el pecado de todos los hombres sobre uno solo. Solamente Cristo cargó sobre sus hombros el pecado de toda la humanidad, desde Adán hasta el último.
83. Los que se mofen interiormente de estas manifestaciones, son aquellos que escupieron mi rostro, y los que me están juzgando, son los que me azotaron en aquel Segundo Tiempo. El pecado y las tinieblas de esta humanidad son la cárcel donde recibo todas las torturas.
84. Preparaos, porque las turbas de increyentes y las legiones de espíritus turbados os perseguirán y entonces les diré; dejad a mis discípulos, ellos no son culpables.
85. Velad y orad, vivid en paz y tendréis mi fortaleza en vuestro espíritu, porque os alimentaréis con el pan de la vida eterna.
86. Ha llegado la hora en que recordéis a Cristo, el Divino Maestro, en sus últimos instantes en la cruz. Aquellas horas de tinieblas en el mundo, en que mi presencia iluminó a los espíritus que me esperaban.
87. Sobre un nuevo Calvario me ha levantado la humanidad en este Tercer Tiempo, y desde mi cruz os contemplo, oh multitudes. La luz de mi Espíritu desciende a los hombres como en aquel tiempo, mi sangre se derramó gota a gota sobre la humanidad. Mis sufrimientos divinos son como heridas que se abren ante la ingratitud y los pecados de los hombres, mas hoy de ellas manará agua de gracia, para que los ciegos vean y los malos se rediman. Si herís al árbol, él manará savia. Yo soy el Arbol de la Vida Verdadera el cual os da vida cuando intentáis destruidle.
88. ¿Quién me ayudará en este tiempo con mi cruz? Vosotros, discípulos. Y el que llore por sus pecados y de ellos se arrepienta y regenere, será recordado por la humanidad como aquella mujer pecadora que regó mis pies con sus lágrimas y los secó con su pelo.
89. Benditos los que sientan en su corazón el dolor de su Señor, su sed de amor, porque en el más allá, les haré que me contemplen en todo mi esplendor.
E. 158: 23. Os digo una vez más, que en Mí será salva toda la humanidad. Aquella sangre derramada en el Calvario es vida para todo espíritu, mas no es la sangre en sí, puesto que ella cayó en el polvo de la tierra, sino el amor divino que en ella está representado. Cuando os hable de mi sangre, ya sabéis cuál es y qué significado tiene.
24. Muchos hombres han derramado su sangre al servicio de su Señor y por el amor a sus hermanos; mas ella no ha representado el amor divino, sólo al espiritual, al humano.
25. La sangre de Jesús sí representa el amor divino, porque no hay ninguna mancha en ella, en el Maestro nunca hubo un pecado y de su sangre os dió hasta la última gota, para haceros comprender que Dios es todo para sus criaturas, que a ellas se entrega completamente, sin reservas, porque las ama infinitamente.
26. Si el polvo de la tierra bebió aquel líquido que fue vida en el cuerpo del Maestro, fue para que comprendieseis que mi Doctrina habría de fecundar la vida de los hombres con el divino riego de su amor, de su sabiduría y de su justicia.
27. El mundo, incrédulo y escéptico de las palabras y ejemplos del Maestro, combate mi enseñanza diciendo que Jesús derramó su sangre por salvar del pecado a la humanidad y que a pesar de ello, el mundo no se ha salvado; que peca más cada día a pesar de estar más evolucionado.
28. ¿En dónde está el poder de aquella sangre de redención? Se preguntan los hombres, mientras los que deberían enseñar los verdaderos conceptos de mi Doctrina, no saben satisfacer las preguntas de los hambrientos de luz y sedientos de conocer la verdad.
29. Os digo que en este tiempo, tienen más fondo y mayor sentido las preguntas de los que no saben, que las respuestas y explicaciones que a ellas dan los que dicen conocer la verdad; mas Yo he venido nuevamente a hablaros y he aquí mis palabras para los que piensan que aquella sangre alcanzó el rescate de los pecadores ante la justicia divina, de todos aquellos que estaban perdidos y condenados al suplicio. Yo os digo que si el Padre que todo lo sabe hubiera creído que la humanidad no iba a aprovechar y entender toda la enseñanza que en sus palabras y obras les dió Jesús, de cierto que nunca lo hubiese enviado, porque el Creador nunca ha hecho nada inútil, nada que no esté destinado a dar su fruto; mas si El le envió a nacer, crecer, padecer y morir entre los hombres, es porque sabía que aquella vida radiante y fecunda del Maestro, quedaría marcando con sus obras un camino imborrable, como huella indeleble, para que todos sus hijos encontraran el sendero que los llevara al verdadero amor y que cumpliendo con su Doctrina los condujera a la mansión en la que los esperaba su Creador.
30. También sabía que aquella sangre que hablaba de pureza, de amor infinito, al derramarse hasta la última gota, enseñaría a la humanidad a cumplir con fé en su Creador la misión que la elevara hasta la Tierra Prometida, donde al presentar su cumplimiento pueda decirme: "Señor, todo está consumado".
31. Ahora puedo deciros que no fue la hora en que se derramó mi sangre en la cruz, la que marcara la hora de la redención humana. Mi sangre aquí quedó, en el mundo presente, viva, fresca, trazando con la huella sangrienta de mi pasión, el sendero de vuestra restitución que os llevará a conquistar la morada que os tiene prometida vuestro Padre.
32. Os he dicho: Yo soy la fuente de la vida, venid a lavaros de vuestras manchas para que caminéis libres y salvos hacia vuestro Padre y Creador.
33. Mi fuente es de amor, inagotable e infinita, de eso es de lo que os habla mi sangre derramada en aquel tiempo, ella selló mi palabra, ella rubricó mi Doctrina.
34. También en el desierto entregue a mi pueblo un símbolo: el maná, a pesar de que le confiaba mi Ley.
35. En este tiempo tenéis otro maná, no es el mismo que alimentó materialmente al pueblo. Tenéis también mi sangre, aunque no sea aquella que brotara de las heridas de Jesús.
36. Estoy en espíritu y vosotros en espíritu me estáis oyendo. Os sustentáis con mi palabra, que es el pan de vida eterna y os purificáis llevando a la práctica mis enseñanzas. Ahora comprended que para alcanzar vuestra salvación, debéis de poner también la parte que os corresponde, que es amor y caridad hacia vuestros hermanos.
37. Os he dado mi sangre, sabed recibirla. Si con el solo hecho de que os la hubiera dado, os bastara para alcanzar la salvación, de cierto os digo que ya nadie pecaría, que ya no sería necesaria la Tierra para la expiación de los pecados, porque entonces ya todos los hombres estarían habitando en la Gloria.
38. Yo quiero que os hagáis dignos de llegar al Señor, por vuestros propios méritos, porque siendo seres conscientes, merecéis gozar de la infinita gracia, de la dicha inefable de haber llegado al seno del Padre, porque le supisteis amar y también amasteis sus criaturas, que son vuestros hermanos.
39. Sobre mis méritos fundad los vuestros. Ellos os trazan el camino, os conducen a lo más alto del espíritu, allí en donde existe la luz, la paz, la vida verdadera.
E. 168:16. Ahora, a muchos siglos de distancia de aquellos acontecimientos, os digo que, a pesar de haber derramado mi sangre por toda la humanidad, sólo han logrado alcanzar su salvación los que han tomado el camino que Jesús vino a enseñaros, mientras que todos aquellos que han persistido en la ignorancia, en su fanatismo, en sus errores o en el pecado, aún no están a salvo.
17. Yo os dije que si mil veces me hiciera hombre y mil veces muriera en la cruz, mientras la humanidad no se levante a seguirme, no habrá alcanzado su salvación. No es mi cruz la que debe salvaros, sino la vuestra; Yo llevé la mía a cuestas y en ella expiré en cuanto hombre, y desde ese instante fui en el seno del Padre. Vosotros debéis imitarme en mansedumbre y en amor, llevando a cuestas vuestra cruz con verdadera humildad hasta alcanzar el final de vuestra misión para llegar a ser también con vuestro Padre.
E. 9-248,5: Mi amor, en forma infinitamente superior, corta el mal en el corazón de mis hijos, a veces sacrificándome Yo mismo. Cuando los hombres me crucificaron, cubrí con mi dulzura y mi perdón a mis verdugos y les dí vida. En mis palabras y en mis silencios les llené de luz, les defendí y les salvé. Así corto el mal, deteniéndolo con mi amor y defendiendo y salvando al malhechor. Aquellos perdones fueron, son todavía y serán eternamente veneros de redención.
E.45: 84. Preparaos, porque las turbas de increyentes y las legiones de espíritus turbados os perseguirán y entonces les diré; dejad a mis discípulos, ellos no son culpables.
85. Velad y orad, vivid en paz y tendréis mi fortaleza en vuestro espíritu, porque os alimentaréis con el pan de la vida eterna.
DE JESU-CRISTO Y DE SU SANGRE?
Hola a Todos,
en las ultimas semanas he leido algunos libros de hermanos cristianos
que desarrollaron mucho el don de la curacion y que fundan este don
en los siguientes parrafos del Nuevo Testamento.
Matteo 8,17: Para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta Isaias, que dijo: El mismo tomo nuestras enfermedades, y llevo nuestras dolencias.
Isaias 53,4-5: Ciertamente llevo el nuestras enfermedades y sufrio nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
Mas el herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre el; y por su llaga fuimos nosotros curados.
1.Pedro 2,24: El cual mismo llevo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros siendo muertos a los pecados, vivamos a la justicia por la herida del cual habeis sido sanados.
Yo recuerdo haber leido en el TT que el sacrificio de Jesucristo no "basta" para nuestra redencion, sino que tenemos que hacer meritos y seguir Su ejemplo. En el Nuevo Testamento
he encontrado otros dos parrafos que indican al sentido que le da el TT al sacrificio de JC.
Juan 14,6: Jesus le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mi..
Juan 13,34: Un mandamiento nuevo os doy: Que os ameis unos a otros; como os he amado, que tambien os ameis los unos a los otros.
**********************************************************
Para tener mas seguridad sobre esta diferencia que existe entre la creencia de algunos
cristianos y lo que dice el TT he estudiado este tema y lo quiero publicar aqui, para que
lo podais aprovechar. Porque seguro que va a ser uno (de muchos puntos cruciales) que
generaran disputas y agresiones hacia el TT respectivamente hacia sus seguidores.
E. 21:22. Aprended a amaros, a bendeciros, a perdonaros los unos a los otros; a ser mansos y dulces, buenos y nobles, y entended que, de no hacerlo así, no tendréis en vuestra vida ni el más leve reflejo de las obras de Cristo, vuestro Maestro.
23. A todos hablo y os invito a destruir los errores que por tantos siglos os han detenido en vuestra evolución.
24. Tomad por escudo el amor y empuñad como espada la verdad y pronto encontraréis el camino. No temáis ser sembradores de amor, porque ya no están Pilatos ni Caifás en el mundo para que juzguen a mis discípulos. Pequeños calvarios encontraréis a vuestro paso, mas pasad por ellos dejando huella de fortaleza, de serenidad y fe.
25. Cristo os dio su ejemplo, pero es y seguirá siendo el eterno Maestro, en espíritu y en verdad.
26. El Espíritu de Verdad y Consolación, es el mismo Espíritu de Dios que palpitó en Jesús amoroso que habitó entre los hombres y que palpitará en vosotros cuando sepáis amar como El os enseñó.
E. 29: 37. Cuando Jesús fue en la cruz, no hubo espíritu que no se sintiera estremecido ante la voz de amor y de justicia de aquél que moría desnudo como la misma verdad que entregó en su palabra. Quienes han analizado la vida de Jesús, han reconocido que ni antes ni después de El, ha existido quien lleve a cabo una obra como la suya, porque fue obra divina que con su ejemplo salvará a la humanidad.
38. Llegué con mansedumbre al sacrificio, porque sabía que mi sangre habia de convertiros y salvaros. Hablé con amor y os perdoné hasta el último instante porque vine a traeros una enseñanza sublime y a trazaros el camino con ejemplos perfectos hacia la eternidad.
39. Quizo la humanidad hacerme desistir de mi propósito buscando la fragilidad de la carne y no desistí. Quisieron los hombres hacerme blasfemar y no blasfemé. Mientras más me ofendian las turbas, más piedad y amor tenia de ellas y cuanto más herían mi cuerpo, más sangre manaba de él para dar vida a los muertos a la fe.
40. Esa sangre es el símbolo del amor con que tracé el camino al espíritu humano. Dejé mi palabra de fé y esperanza a los hambrientos de justicia y el tesoro de mis revelaciones a los pobres de espíritu.
41. Hasta que el tiempo pasó, la humanidad se dio cuenta de quién habia estado en el mundo; entonces, la Obra de Jesús fue tenida por perfecta y divina, reconocida como sobrehumana. ¡Cuántas lágrimas de arrepentimiento! ¡Cuánto remordimiento en los espíritus!
E. 45:81. En aquel tiempo, Jesús fue a orar al huerto de los olivos porque se aproximaba su sacrificio. Hoy vengo a deciros: Orad y recordad aquel ejemplo para que encontréis la fortaleza en el Señor; porque en verdad os digo, que el cáliz que bebí en aquella noche fue muy amargo, pero también el que hoy me ofrece nuevamente esta humanidad, ¡Cuán amargo es! En él están todas las lágrimas, la sangre y el dolor de los hombres.
82. Así os enseño, ¡Oh, amados discípulos! A orar para esperar las grandes pruebas, mas nunca pesará el pecado de todos los hombres sobre uno solo. Solamente Cristo cargó sobre sus hombros el pecado de toda la humanidad, desde Adán hasta el último.
83. Los que se mofen interiormente de estas manifestaciones, son aquellos que escupieron mi rostro, y los que me están juzgando, son los que me azotaron en aquel Segundo Tiempo. El pecado y las tinieblas de esta humanidad son la cárcel donde recibo todas las torturas.
84. Preparaos, porque las turbas de increyentes y las legiones de espíritus turbados os perseguirán y entonces les diré; dejad a mis discípulos, ellos no son culpables.
85. Velad y orad, vivid en paz y tendréis mi fortaleza en vuestro espíritu, porque os alimentaréis con el pan de la vida eterna.
86. Ha llegado la hora en que recordéis a Cristo, el Divino Maestro, en sus últimos instantes en la cruz. Aquellas horas de tinieblas en el mundo, en que mi presencia iluminó a los espíritus que me esperaban.
87. Sobre un nuevo Calvario me ha levantado la humanidad en este Tercer Tiempo, y desde mi cruz os contemplo, oh multitudes. La luz de mi Espíritu desciende a los hombres como en aquel tiempo, mi sangre se derramó gota a gota sobre la humanidad. Mis sufrimientos divinos son como heridas que se abren ante la ingratitud y los pecados de los hombres, mas hoy de ellas manará agua de gracia, para que los ciegos vean y los malos se rediman. Si herís al árbol, él manará savia. Yo soy el Arbol de la Vida Verdadera el cual os da vida cuando intentáis destruidle.
88. ¿Quién me ayudará en este tiempo con mi cruz? Vosotros, discípulos. Y el que llore por sus pecados y de ellos se arrepienta y regenere, será recordado por la humanidad como aquella mujer pecadora que regó mis pies con sus lágrimas y los secó con su pelo.
89. Benditos los que sientan en su corazón el dolor de su Señor, su sed de amor, porque en el más allá, les haré que me contemplen en todo mi esplendor.
E. 158: 23. Os digo una vez más, que en Mí será salva toda la humanidad. Aquella sangre derramada en el Calvario es vida para todo espíritu, mas no es la sangre en sí, puesto que ella cayó en el polvo de la tierra, sino el amor divino que en ella está representado. Cuando os hable de mi sangre, ya sabéis cuál es y qué significado tiene.
24. Muchos hombres han derramado su sangre al servicio de su Señor y por el amor a sus hermanos; mas ella no ha representado el amor divino, sólo al espiritual, al humano.
25. La sangre de Jesús sí representa el amor divino, porque no hay ninguna mancha en ella, en el Maestro nunca hubo un pecado y de su sangre os dió hasta la última gota, para haceros comprender que Dios es todo para sus criaturas, que a ellas se entrega completamente, sin reservas, porque las ama infinitamente.
26. Si el polvo de la tierra bebió aquel líquido que fue vida en el cuerpo del Maestro, fue para que comprendieseis que mi Doctrina habría de fecundar la vida de los hombres con el divino riego de su amor, de su sabiduría y de su justicia.
27. El mundo, incrédulo y escéptico de las palabras y ejemplos del Maestro, combate mi enseñanza diciendo que Jesús derramó su sangre por salvar del pecado a la humanidad y que a pesar de ello, el mundo no se ha salvado; que peca más cada día a pesar de estar más evolucionado.
28. ¿En dónde está el poder de aquella sangre de redención? Se preguntan los hombres, mientras los que deberían enseñar los verdaderos conceptos de mi Doctrina, no saben satisfacer las preguntas de los hambrientos de luz y sedientos de conocer la verdad.
29. Os digo que en este tiempo, tienen más fondo y mayor sentido las preguntas de los que no saben, que las respuestas y explicaciones que a ellas dan los que dicen conocer la verdad; mas Yo he venido nuevamente a hablaros y he aquí mis palabras para los que piensan que aquella sangre alcanzó el rescate de los pecadores ante la justicia divina, de todos aquellos que estaban perdidos y condenados al suplicio. Yo os digo que si el Padre que todo lo sabe hubiera creído que la humanidad no iba a aprovechar y entender toda la enseñanza que en sus palabras y obras les dió Jesús, de cierto que nunca lo hubiese enviado, porque el Creador nunca ha hecho nada inútil, nada que no esté destinado a dar su fruto; mas si El le envió a nacer, crecer, padecer y morir entre los hombres, es porque sabía que aquella vida radiante y fecunda del Maestro, quedaría marcando con sus obras un camino imborrable, como huella indeleble, para que todos sus hijos encontraran el sendero que los llevara al verdadero amor y que cumpliendo con su Doctrina los condujera a la mansión en la que los esperaba su Creador.
30. También sabía que aquella sangre que hablaba de pureza, de amor infinito, al derramarse hasta la última gota, enseñaría a la humanidad a cumplir con fé en su Creador la misión que la elevara hasta la Tierra Prometida, donde al presentar su cumplimiento pueda decirme: "Señor, todo está consumado".
31. Ahora puedo deciros que no fue la hora en que se derramó mi sangre en la cruz, la que marcara la hora de la redención humana. Mi sangre aquí quedó, en el mundo presente, viva, fresca, trazando con la huella sangrienta de mi pasión, el sendero de vuestra restitución que os llevará a conquistar la morada que os tiene prometida vuestro Padre.
32. Os he dicho: Yo soy la fuente de la vida, venid a lavaros de vuestras manchas para que caminéis libres y salvos hacia vuestro Padre y Creador.
33. Mi fuente es de amor, inagotable e infinita, de eso es de lo que os habla mi sangre derramada en aquel tiempo, ella selló mi palabra, ella rubricó mi Doctrina.
34. También en el desierto entregue a mi pueblo un símbolo: el maná, a pesar de que le confiaba mi Ley.
35. En este tiempo tenéis otro maná, no es el mismo que alimentó materialmente al pueblo. Tenéis también mi sangre, aunque no sea aquella que brotara de las heridas de Jesús.
36. Estoy en espíritu y vosotros en espíritu me estáis oyendo. Os sustentáis con mi palabra, que es el pan de vida eterna y os purificáis llevando a la práctica mis enseñanzas. Ahora comprended que para alcanzar vuestra salvación, debéis de poner también la parte que os corresponde, que es amor y caridad hacia vuestros hermanos.
37. Os he dado mi sangre, sabed recibirla. Si con el solo hecho de que os la hubiera dado, os bastara para alcanzar la salvación, de cierto os digo que ya nadie pecaría, que ya no sería necesaria la Tierra para la expiación de los pecados, porque entonces ya todos los hombres estarían habitando en la Gloria.
38. Yo quiero que os hagáis dignos de llegar al Señor, por vuestros propios méritos, porque siendo seres conscientes, merecéis gozar de la infinita gracia, de la dicha inefable de haber llegado al seno del Padre, porque le supisteis amar y también amasteis sus criaturas, que son vuestros hermanos.
39. Sobre mis méritos fundad los vuestros. Ellos os trazan el camino, os conducen a lo más alto del espíritu, allí en donde existe la luz, la paz, la vida verdadera.
E. 168:16. Ahora, a muchos siglos de distancia de aquellos acontecimientos, os digo que, a pesar de haber derramado mi sangre por toda la humanidad, sólo han logrado alcanzar su salvación los que han tomado el camino que Jesús vino a enseñaros, mientras que todos aquellos que han persistido en la ignorancia, en su fanatismo, en sus errores o en el pecado, aún no están a salvo.
17. Yo os dije que si mil veces me hiciera hombre y mil veces muriera en la cruz, mientras la humanidad no se levante a seguirme, no habrá alcanzado su salvación. No es mi cruz la que debe salvaros, sino la vuestra; Yo llevé la mía a cuestas y en ella expiré en cuanto hombre, y desde ese instante fui en el seno del Padre. Vosotros debéis imitarme en mansedumbre y en amor, llevando a cuestas vuestra cruz con verdadera humildad hasta alcanzar el final de vuestra misión para llegar a ser también con vuestro Padre.
E. 9-248,5: Mi amor, en forma infinitamente superior, corta el mal en el corazón de mis hijos, a veces sacrificándome Yo mismo. Cuando los hombres me crucificaron, cubrí con mi dulzura y mi perdón a mis verdugos y les dí vida. En mis palabras y en mis silencios les llené de luz, les defendí y les salvé. Así corto el mal, deteniéndolo con mi amor y defendiendo y salvando al malhechor. Aquellos perdones fueron, son todavía y serán eternamente veneros de redención.
E.45: 84. Preparaos, porque las turbas de increyentes y las legiones de espíritus turbados os perseguirán y entonces les diré; dejad a mis discípulos, ellos no son culpables.
85. Velad y orad, vivid en paz y tendréis mi fortaleza en vuestro espíritu, porque os alimentaréis con el pan de la vida eterna.