La fusión de los Tres Testamentos
Publicado: Sab Ago 09, 2014 3:52 pm
Esta catedra la saque hace varios años atras de esta dirección http://es.144000.net/temas/comunicaciones-espirituales
Me gustaria saber su opinión al respecto queridos hermanos.
Consejo de Elías - 5 de Noviembre del 2000
Momentos de prueba se avecinan y es necesario e impostergable que llevéis a la práctica la palabra divina. Vendrán a vuestro hogar seres desconsolados; vosotros, como fieles discípulos llevaréis en cada acto de vuestra vida, la espiritualidad que tanto ya habéis escuchado.
Amadas ovejitas, yo, Elías, estoy con vosotros a cada instante, no permitáis que la pereza se adueñe de vosotros.
En el altísimo nombre de mi Padre y con el toque de vuestra inspiración, llega vuestro espíritu al mío en un instante de recogimiento. Os encuentro debilitándoos en medio de la lucha, pues grandes han sido las pruebas, grande la zozobra, y también muy grande el dolor que llegó a aposentarse en medio de vosotros.
Cada una de las congregaciones Espiritualistas Trinitarias Marianas, fue, como os estaba anunciado desde tiempo atrás, tocada por el vendaval de la justicia divina que presta está a deshaceros todo cuánto os estorbe en el camino.
Habéis entrado ya insensiblemente en un nuevo tiempo, y ved cómo las promesas que el Padre entregó se han ido cumpliendo una a una en el camino; y las profecías que entregara a través de sus siervos los profetas, también.
Habéis visto con asombro que todo aquello que se os había dicho ha llegado a convertirse en realidad, y os quiero hablar del sentido de esta preparación, de la etapa que sigue inmediatamente a ésta que estáis viviendo.
El final de este siglo está próximo ya, estáis a unos cuantos días de que el año, junto con el siglo y con el milenio, llegue a su final, y entraréis de lleno al tercer milenio del que hablaban los profetas Ezequiel y Daniel. Revisad las escrituras y comprenderéis el significado que muchas veces se le ha negado a los teólogos y a los estudiosos de las grandes religiones; mas, sin embargo, el Padre lo ha abierto ante vuestros humildes ojos.
Empezaréis ya el trabajo que durará veintidós años, al término de los cuáles entregaréis la semilla de la fusión de los Tres Testamentos a la humanidad, siendo que el Tercero de ellos no conoce final, porque se proyecta hacia la eternidad.
El Primer Testamento versa sobre la Ley, y abarca desde la presencia del primer hombre y mujer en la Tierra, hasta la llegada del Divino Maestro; el Segundo Testamento, que es el de amor, comenzó con el nacimiento de Jesús y continuó hasta la aparición de la bola de fuego, evento que tuvo lugar ante Roque Rojas, el elegido del Tercer Tiempo, en el siglo pasado en los arrabales de la ciudad del país que el Padre designó para Su manifestación, por medio del entendimiento humano; pero estáis ya en las postrimerías de este siglo, siglo que muchos han querido llamar "el siglo de la luz", aunque más bien ha sido de las grandes tinieblas. Y es en 1866 cuando podéis considerar que comienza a ser entregado el Tercer Testamento, que es el de la sabiduría.
Guerras como nunca había visto el hombre asolan al planeta, armas mortíferas que los antiguos jamás hubieran imaginado, siegan vidas por millones; los avances de vuestra ciencia humana son asombro de muchos, y la inquietud espiritual es mucha, y mirad aquí, que en medio de ese torbellino de ideas, llegó como ladrón de noche, la presencia del Espíritu Santo entre vosotros.
¿Por qué entonces os amilanan las pruebas que os circundan? Ved cómo estáis rodeados de materialismo por doquier, vosotros mismos no sois ajenos a ello; mas, sin embargo, tenéis una luz que os guía y un báculo que os apoya para llevaros a la tierra prometida al espíritu, que bien sabéis no se encuentra en este planeta; no es aquí donde recogeréis los frutos de vuestro trabajo de la fusión de los tres testamentos en un solo legado, Israel amado, trabajo que deberéis concluir en 22 años, y el cual no admite dilación alguna más: Que no os sorprenda un día más en el que no avancéis aunque sea en mínima parte, hasta dar término a eso que será la base para que la humanidad del futuro tenga una guía para la unificación que precisa en lo moral, en lo espiritual y aún en lo social.
La guerra de religiones que se acerca, es terrible; veréis destrucción como nunca habéis imaginado; una vez más las naciones se cubrirán de llanto y de luto, y la sangre fluirá a mares, mas vuestra nación permanecerá impoluta, intacta, indivisible, porque ha sido bendecida por el Padre como un remanso de paz, como isla de amor.
Recordad que os avisamos que el poder humano de vuestro país iba a ser sacudido, recordad que os dijimos que vendría un cambio, y de esto os hablamos mucho tiempo atrás; mas el cambio verdadero todavía no lo habéis concretado, ni siquiera lo habéis comprendido.
El aparente avance de algunas religiones que querrán sentirse dominantes al aliarse al poder humano, no servirá más que para que se derrumbe el mito de la infabilidad de aquellos que siendo pecadores, se han querido erigir en jueces de una humanidad a la que no aman y a la que no comprenden.
Ved grandes acontecimientos acercarse en las naciones que llamáis del cercano Oriente. El profeta que ha de sembrar confusión, ya se encuentra entre vosotros, ha empezado ya su trabajo y al cabo de unos años más, veréis cómo cobra gran poder aparentemente de la noche a la mañana, mas no olvidéis que todo eso os lo habíamos preparado. Mas vosotros no os confundáis, no veréis en ello más que un cumplimiento de lo que el Señor os entregó como señales de los tiempos por los cuales habíais de atravesar.
A vuestra nación llegará una bonanza que irá en aumento poco a poco, y al cabo de unos cuantos años, vendrán multitudes a esta nación en busca de cobijo y en busca de trabajo material. Pero muchos vendrán también tratando de averiguar todo lo que se refiera al origen de esa manifestación que por ser tan humilde, pasó desapercibida ante los ojos de los poderosos.
Ya la Doctrina del Padre Celestial se encuentra esparcida en todo vuestro planeta, todos aquellos a quienes debería llegar la palabra divina, la han recibido; vosotros ni siquiera acabáis de comprender el alcance del trabajo que habéis hecho, y así está bien, porque el fruto no es vuestro, mis hermanos, sino que es fruto que irá a los graneros divinos.
Varios grandes espíritus de luz se encuentran encarnados ya en la humanidad, en las diversas razas y naciones, y se han acercado a la fuente de la sabiduría por medio de la difusión que habéis hecho, usando de los medios que el Padre puso en vuestras manos a través de las obras de otros también iluminados, que el Señor enviara desde hace tiempo atrás para prepararlo todo, siendo que ellos ni vosotros supieseis que sois parte de un mismo pueblo, cada quién cumpliendo con su cometido para su misión específica, sin poder ver el panorama general del plan divino, porque éste sólo el Señor lo abarca.
Que a vosotros os baste saber que la profecía ha sido cumplida, que no os llame a asombro que en los próximos años venideros, veáis acercarse a vuestra nación esos líderes, esos hombres de gran luz y de gran espíritu que fueron llamados a través de los escritos que vosotros habéis difundido y que os digan: "A través de lo que hicisteis descubrí mi misión y descubrí cuál era el sentido verdadero de mi vida".
Nada ha sido dejado al acaso, no obedecéis a un Dios ciego o que comete errores involuntariamente, todo en el Padre es perfección absoluta, no hay falla alguna en los designios divinos por muy incomprensibles que éstos a veces os parezcan, y que os preguntéis el por qué de las cosas que os suceden.
Debéis tener plena confianza de que todo cuanto viene del Padre, es para el bien de vuestro espíritu, aún cuando vuestra materia así no lo comprenda. Muchas veces en aquel supuesto mal que aborrecéis o que detestáis, se escondió una bendición que le trajo luz, templanza y fortaleza a vuestro ser espiritual.
No dudéis jamás en qué parte de vosotros se encuentra esa imagen y semejanza de que tanto el Padre os ha hablado; no olvidéis que sois indestructibles, inmortales y que sois también parte de la divinidad. Porque el hijo es como el Padre, ¿no recordáis que se os dijo: "Dioses sois también"? Hay en cada uno de vosotros semilla de perfección, hay en cada uno de vosotros una grandeza mayor que todo el universo completo.
¡Ah, si pudierais veros como el Señor os ve, tendríais más respeto por vosotros mismos, y no dudaríais tanto del alcance de vuestras obras y de vuestras decisiones espirituales!
¡Veintidós años, hermanos! El Padre ha marcado el término, créalo o no lo crea la humanidad; y cuando llegue el momento en que vosotros entreguéis el fruto iluminado de ese trabajo, será cuando las guerras de religiones y de ideas hayan dejado a las muchedumbres sin pastor, cuando reputaciones de filósofos y de grandes hombres que la humanidad ha visto como iluminados, quede por los suelos; cuando ya sean destruidos aquellos lugares que la humanidad ha considerado como sagrados, cuando ya hayáis visto una tras otra a las grandes religiones caer víctimas de su propia exaltación, de su fanatismo y de su propia ignorancia.
No será esto castigo divino, sino tan sólo el fruto amargo que han labrado durante siglos y que vendrá a llamarles a cuenta. El tiempo de juicio para las religiones ha llegado, el tiempo del juicio para el poder humano, también ha comenzado; y ¿qué debéis hacer vosotros, pueblo de Israel? ¿Qué debéis hacer vosotros, pueblo elegido, sino el conservaros fuertes en vuestros puestos, obedientes y vigilantes, alertas siempre, llenos de fe, porque todo os ha sido profetizado?
Y veréis que cuando el mundo entre en gran turbación, cuando nadie sepa en dónde está su izquierda y su derecha, vuestra voz sonará como una potente trompeta en medio del silencio, vuestra lámpara brillará como un enorme faro que iluminará a las multitudes aprisionadas en la oscuridad; seréis buscados por los sabios, por los gobernantes y los hombres de ciencia, y para todos tendréis ya sea la buena palabra, el buen análisis o el buen consejo; por ello os exhortamos a preparar esa fusión de los tres testamentos, y no sabéis a qué nación os lleve el Padre a completarla, porque adónde Él os lleve, es ahí donde debéis estar.
No mostréis apego por ésta u otra cosa material, no tengáis bienes en la tierra que tan sólo encadenan al espíritu y le restan libertad; aprended mirando lo que eso, que deberían ser bienes, han hecho en vuestros hermanos. Ved cómo en lugar de ser bendición, se han convertido en cadena; vosotros por el contrario, sed sencillos como palomas y en ello irá vuestra libertad.
¡La paz de mi Padre quede con mis hermanos!
Me gustaria saber su opinión al respecto queridos hermanos.
Consejo de Elías - 5 de Noviembre del 2000
Momentos de prueba se avecinan y es necesario e impostergable que llevéis a la práctica la palabra divina. Vendrán a vuestro hogar seres desconsolados; vosotros, como fieles discípulos llevaréis en cada acto de vuestra vida, la espiritualidad que tanto ya habéis escuchado.
Amadas ovejitas, yo, Elías, estoy con vosotros a cada instante, no permitáis que la pereza se adueñe de vosotros.
En el altísimo nombre de mi Padre y con el toque de vuestra inspiración, llega vuestro espíritu al mío en un instante de recogimiento. Os encuentro debilitándoos en medio de la lucha, pues grandes han sido las pruebas, grande la zozobra, y también muy grande el dolor que llegó a aposentarse en medio de vosotros.
Cada una de las congregaciones Espiritualistas Trinitarias Marianas, fue, como os estaba anunciado desde tiempo atrás, tocada por el vendaval de la justicia divina que presta está a deshaceros todo cuánto os estorbe en el camino.
Habéis entrado ya insensiblemente en un nuevo tiempo, y ved cómo las promesas que el Padre entregó se han ido cumpliendo una a una en el camino; y las profecías que entregara a través de sus siervos los profetas, también.
Habéis visto con asombro que todo aquello que se os había dicho ha llegado a convertirse en realidad, y os quiero hablar del sentido de esta preparación, de la etapa que sigue inmediatamente a ésta que estáis viviendo.
El final de este siglo está próximo ya, estáis a unos cuantos días de que el año, junto con el siglo y con el milenio, llegue a su final, y entraréis de lleno al tercer milenio del que hablaban los profetas Ezequiel y Daniel. Revisad las escrituras y comprenderéis el significado que muchas veces se le ha negado a los teólogos y a los estudiosos de las grandes religiones; mas, sin embargo, el Padre lo ha abierto ante vuestros humildes ojos.
Empezaréis ya el trabajo que durará veintidós años, al término de los cuáles entregaréis la semilla de la fusión de los Tres Testamentos a la humanidad, siendo que el Tercero de ellos no conoce final, porque se proyecta hacia la eternidad.
El Primer Testamento versa sobre la Ley, y abarca desde la presencia del primer hombre y mujer en la Tierra, hasta la llegada del Divino Maestro; el Segundo Testamento, que es el de amor, comenzó con el nacimiento de Jesús y continuó hasta la aparición de la bola de fuego, evento que tuvo lugar ante Roque Rojas, el elegido del Tercer Tiempo, en el siglo pasado en los arrabales de la ciudad del país que el Padre designó para Su manifestación, por medio del entendimiento humano; pero estáis ya en las postrimerías de este siglo, siglo que muchos han querido llamar "el siglo de la luz", aunque más bien ha sido de las grandes tinieblas. Y es en 1866 cuando podéis considerar que comienza a ser entregado el Tercer Testamento, que es el de la sabiduría.
Guerras como nunca había visto el hombre asolan al planeta, armas mortíferas que los antiguos jamás hubieran imaginado, siegan vidas por millones; los avances de vuestra ciencia humana son asombro de muchos, y la inquietud espiritual es mucha, y mirad aquí, que en medio de ese torbellino de ideas, llegó como ladrón de noche, la presencia del Espíritu Santo entre vosotros.
¿Por qué entonces os amilanan las pruebas que os circundan? Ved cómo estáis rodeados de materialismo por doquier, vosotros mismos no sois ajenos a ello; mas, sin embargo, tenéis una luz que os guía y un báculo que os apoya para llevaros a la tierra prometida al espíritu, que bien sabéis no se encuentra en este planeta; no es aquí donde recogeréis los frutos de vuestro trabajo de la fusión de los tres testamentos en un solo legado, Israel amado, trabajo que deberéis concluir en 22 años, y el cual no admite dilación alguna más: Que no os sorprenda un día más en el que no avancéis aunque sea en mínima parte, hasta dar término a eso que será la base para que la humanidad del futuro tenga una guía para la unificación que precisa en lo moral, en lo espiritual y aún en lo social.
La guerra de religiones que se acerca, es terrible; veréis destrucción como nunca habéis imaginado; una vez más las naciones se cubrirán de llanto y de luto, y la sangre fluirá a mares, mas vuestra nación permanecerá impoluta, intacta, indivisible, porque ha sido bendecida por el Padre como un remanso de paz, como isla de amor.
Recordad que os avisamos que el poder humano de vuestro país iba a ser sacudido, recordad que os dijimos que vendría un cambio, y de esto os hablamos mucho tiempo atrás; mas el cambio verdadero todavía no lo habéis concretado, ni siquiera lo habéis comprendido.
El aparente avance de algunas religiones que querrán sentirse dominantes al aliarse al poder humano, no servirá más que para que se derrumbe el mito de la infabilidad de aquellos que siendo pecadores, se han querido erigir en jueces de una humanidad a la que no aman y a la que no comprenden.
Ved grandes acontecimientos acercarse en las naciones que llamáis del cercano Oriente. El profeta que ha de sembrar confusión, ya se encuentra entre vosotros, ha empezado ya su trabajo y al cabo de unos años más, veréis cómo cobra gran poder aparentemente de la noche a la mañana, mas no olvidéis que todo eso os lo habíamos preparado. Mas vosotros no os confundáis, no veréis en ello más que un cumplimiento de lo que el Señor os entregó como señales de los tiempos por los cuales habíais de atravesar.
A vuestra nación llegará una bonanza que irá en aumento poco a poco, y al cabo de unos cuantos años, vendrán multitudes a esta nación en busca de cobijo y en busca de trabajo material. Pero muchos vendrán también tratando de averiguar todo lo que se refiera al origen de esa manifestación que por ser tan humilde, pasó desapercibida ante los ojos de los poderosos.
Ya la Doctrina del Padre Celestial se encuentra esparcida en todo vuestro planeta, todos aquellos a quienes debería llegar la palabra divina, la han recibido; vosotros ni siquiera acabáis de comprender el alcance del trabajo que habéis hecho, y así está bien, porque el fruto no es vuestro, mis hermanos, sino que es fruto que irá a los graneros divinos.
Varios grandes espíritus de luz se encuentran encarnados ya en la humanidad, en las diversas razas y naciones, y se han acercado a la fuente de la sabiduría por medio de la difusión que habéis hecho, usando de los medios que el Padre puso en vuestras manos a través de las obras de otros también iluminados, que el Señor enviara desde hace tiempo atrás para prepararlo todo, siendo que ellos ni vosotros supieseis que sois parte de un mismo pueblo, cada quién cumpliendo con su cometido para su misión específica, sin poder ver el panorama general del plan divino, porque éste sólo el Señor lo abarca.
Que a vosotros os baste saber que la profecía ha sido cumplida, que no os llame a asombro que en los próximos años venideros, veáis acercarse a vuestra nación esos líderes, esos hombres de gran luz y de gran espíritu que fueron llamados a través de los escritos que vosotros habéis difundido y que os digan: "A través de lo que hicisteis descubrí mi misión y descubrí cuál era el sentido verdadero de mi vida".
Nada ha sido dejado al acaso, no obedecéis a un Dios ciego o que comete errores involuntariamente, todo en el Padre es perfección absoluta, no hay falla alguna en los designios divinos por muy incomprensibles que éstos a veces os parezcan, y que os preguntéis el por qué de las cosas que os suceden.
Debéis tener plena confianza de que todo cuanto viene del Padre, es para el bien de vuestro espíritu, aún cuando vuestra materia así no lo comprenda. Muchas veces en aquel supuesto mal que aborrecéis o que detestáis, se escondió una bendición que le trajo luz, templanza y fortaleza a vuestro ser espiritual.
No dudéis jamás en qué parte de vosotros se encuentra esa imagen y semejanza de que tanto el Padre os ha hablado; no olvidéis que sois indestructibles, inmortales y que sois también parte de la divinidad. Porque el hijo es como el Padre, ¿no recordáis que se os dijo: "Dioses sois también"? Hay en cada uno de vosotros semilla de perfección, hay en cada uno de vosotros una grandeza mayor que todo el universo completo.
¡Ah, si pudierais veros como el Señor os ve, tendríais más respeto por vosotros mismos, y no dudaríais tanto del alcance de vuestras obras y de vuestras decisiones espirituales!
¡Veintidós años, hermanos! El Padre ha marcado el término, créalo o no lo crea la humanidad; y cuando llegue el momento en que vosotros entreguéis el fruto iluminado de ese trabajo, será cuando las guerras de religiones y de ideas hayan dejado a las muchedumbres sin pastor, cuando reputaciones de filósofos y de grandes hombres que la humanidad ha visto como iluminados, quede por los suelos; cuando ya sean destruidos aquellos lugares que la humanidad ha considerado como sagrados, cuando ya hayáis visto una tras otra a las grandes religiones caer víctimas de su propia exaltación, de su fanatismo y de su propia ignorancia.
No será esto castigo divino, sino tan sólo el fruto amargo que han labrado durante siglos y que vendrá a llamarles a cuenta. El tiempo de juicio para las religiones ha llegado, el tiempo del juicio para el poder humano, también ha comenzado; y ¿qué debéis hacer vosotros, pueblo de Israel? ¿Qué debéis hacer vosotros, pueblo elegido, sino el conservaros fuertes en vuestros puestos, obedientes y vigilantes, alertas siempre, llenos de fe, porque todo os ha sido profetizado?
Y veréis que cuando el mundo entre en gran turbación, cuando nadie sepa en dónde está su izquierda y su derecha, vuestra voz sonará como una potente trompeta en medio del silencio, vuestra lámpara brillará como un enorme faro que iluminará a las multitudes aprisionadas en la oscuridad; seréis buscados por los sabios, por los gobernantes y los hombres de ciencia, y para todos tendréis ya sea la buena palabra, el buen análisis o el buen consejo; por ello os exhortamos a preparar esa fusión de los tres testamentos, y no sabéis a qué nación os lleve el Padre a completarla, porque adónde Él os lleve, es ahí donde debéis estar.
No mostréis apego por ésta u otra cosa material, no tengáis bienes en la tierra que tan sólo encadenan al espíritu y le restan libertad; aprended mirando lo que eso, que deberían ser bienes, han hecho en vuestros hermanos. Ved cómo en lugar de ser bendición, se han convertido en cadena; vosotros por el contrario, sed sencillos como palomas y en ello irá vuestra libertad.
¡La paz de mi Padre quede con mis hermanos!