LA PARABOLA DE LOS 3 PARVULITOS
Publicado: Mar May 08, 2012 3:09 pm
CATEDRA DEL DIVINO MAESTRO JESUS QUE DESPUES FUE LLAMADO EL CRISTO
FACULTAD O PORTAVOZ: MARIA AMPARO
TEMPLO:MARIANO TRINITARIO DE LA CIUDAD DE MEXICO
Gloria a Dios en la elevada y espiritualizada conciencia del hombre cristiano,
que él estará lleno de paz, porque él está lleno de buena voluntad.
Seas bienvenido a aprender, para después enseñar. Seas bienvenido para
prepararte y después de preparado, sabiendo que el Mundo es ancho para
sembrar la semilla del Amor Universal y para que todos aquellos que esperen,
ayuden a cosechar, ya que la siembra es voluntaria, pero la cosecha es
obligatoria, entonces te ayudarán a sembrar unos, y otros van a querer
ayudarte a cosechar; pero tú saldrás al Mundo, al ancho Mundo para enseñar
con tu ejemplo, que has nacido, oh Cristiano, para la servicialidad espiritual.
Yo te recibo si vienes dispuesto ya, o si solamente vienes a prepararte para
después.
Y hoy repito a esta multitud, lo que dije antes, en aquel Tiempo: “Muchos
son los llamados, y pocos los escogidos” Pero los escogidos no los he
escogido Yo solamente por un favor especial; los he escogido porque ellos
antes ya se habían escogido; porque antes de que Yo los eligiera, ellos ya
estaban elegidos, no por una gracia espiritual, sino por su evolución, por su
adelanto, por su sabiduría, por su amor, por sus obras.
El hombre sabe, y porque sabe, siente la necesidad de sentir la espiritualidad,
por ese sentir que llega al alma, por ese sentir que purifica. El hombre sabe
que esa es la escala, la escala del Cielo, la escala del corazón y de la gloria.
El hombre sabe que el sentimiento espiritualizado es un purificante por
excelencia verdadero, entonces afina tu lira, la lira de tu alma, la lira de tu
mente, la lira de tu sentimiento, para que así eleves las notas de amor
universal a lo elevado, a lo sublime, a donde Dios tu plegaria espera para
elevarte, para entregarte de lo que tú le pidas.
Quiero decirte más, pero esto necesita toda tu atención, toda la que seas
capaz de dar. Pueblo Cristiano, no llegarás a poseer la sabiduría, si no sientes
antes purificado el sentir y el pensar, limpio el cerebro y purificados tus oídos,
para que pueda pasar la Luz de la sabiduría por aquel que tiene limpio el
templo del Dios viviente, ya que el Espíritu de Dios, mora en el hombre. El
don del saber, entre los muchos dones, solamente será para ti,
verdaderamente claro, cuando ya el amor te haya purificado.
Pasará entonces
a ti, poco a poco, uno y otro y muchos poderes espirituales, siempre de uno
en uno, solamente podéis obtenerlos a través de estos tres principios
necesarios para ti; el primero es: El amor que purifica, que le prepara para el
segundo principio: La Sabiduría, y con ambos se prepara para que brote de
ahí, el Poder Espiritual: El poder para curar, el poder para consolar, el poder
para enseñar las cosas espirituales, pero enseñándolas en tal forma tan sencilla
y tan clara, que puedas cautivar a los que te escuchan, que seas tú
efectivamente atrayente como un foco luminoso, no como una niebla que
perturba.
Entonces, deja que esa Fuerza creadora de Cristo, deja que esa
Fuerza Amor, influya en ti, te llene del Hálito del Santo Espíritu, y una vez
que esa Fuerza esté contigo, limpiándote, quiere decir: Pueblo amado que ya
puedes irte preparando para que fluyan de tus labios, cual númen de Santo
Espíritu, la enseñanza de cátedra que conmueve, la única que, siendo del
Espíritu, no puede confundirse con ninguna otra, porque ésta es siempre
mayor que las demás.
Cuando se habla con sabiduría espiritual, con amor, cuando la enseñanza
brota de esa conciencia unitaria o crística, no hay nada que mejore, porque
no hay nada más allá del Espíritu.
¿Sabes ya acaso en qué grado te encuentras? estás en el grado en que el
hombre está preparándose ya con esa fuerza que limpia y purifica, y esa
fuerza te ha preparado para que fluya en ti la palabra de conocimiento
superior. ¿Ya estás manifestando acaso, algo más allá, como es el poder de
hacer el bien con el pensamiento, de hacer el bien con las manos que curan?
A esos son a los que me referí cuando dije en aquel Tiempo, que pondrían las
manos sobre los enfermos y ellos sanarían.
Son aquellos que se encuentran en
aquella preparación sensitiva de la nota espiritual en que pueden percibir lo
elevado. Vosotros los sensibles que necesitáis ya del pan espiritual para seguir
viviendo en la lucha de la Vida, no está lejos el Camino de vuestra grandeza.
Pero hay quien dice: “Voy a oír la Cátedra porque quiero saber”, ¿crees acaso
que es tan fácil saber? ¿Crees acaso que con una sola vez que oigas una
cátedra de espiritualidad, ya puedes saber? ¿Crees acaso que con un mes o un
año de enseñanza, ya puedes decir que sabes? ¡Oh, mi Amado, en esta
maravillosa Ciencia del Espíritu, tan alta como los Cielos y tan vasta como el
gran océano! ¿Qué es para ti una Edad? ¿Qué son, para aprender las cosas del
Espíritu, 40, 60, 70 u 80 años, si el alma tiene que pasar miles y miles de años
para sentirse, ya no Parvulito, sino Principiante al Discipulado?.
Es más fácil el
Camino que se puede llamar el camino de la gracia, el camino de la facilidad,
que el Camino de la sensibilidad, de las buenas obras y del Amor espiritual. Es
más fácil sentir que saber, y se hace más pronto la enseñanza por el sentir que
por el saber; el que siente la grandeza de las cosas del Espíritu, se alimenta
con ello, se ilumina con ello y llega a la Vida del que siente la grandeza de la
enseñanza, como una Luz que le llena de alegría y de optimismo, como si
tomaran su cruz pesada, se la quitaran y le dieran una Cruz de rosas, una cruz
liviana, que aún llorando por las espinas, de todas maneras siente dulce el
llanto, porque el Amor es así, aunque se destroce el cuerpo amador, siente
que el Amor embellece su vida, y de las espinas forja rosas, y de las rosas
humanas, hace rosas de Luz, y de la cruz puede hacer un trono, y de una
corona de espinas, puede hacerla de laureles.
El Amor, poder maravilloso que lo transforma todo en suprema belleza, es
del Espíritu, y en él existe cuando vuestro espíritu utilice su cuerpo para
sentirlo; entonces, vuestra vida tendrá un aliciente tan grande que jamás
sentiréis amargura ni soledad; un aliciente tan grande, que no tendréis
dificultad para saber, porque las rosas que van juntas con las espinas, el amor
las aprovecha todas, espinas y rosas; y tú todo lo hallarás fácil, porque hasta
la cruz, amando te será fácil. ¡Oh, Supremo Poder, que al embellecer el
mismo sufrimiento, demuestra ser del Espíritu! ¡Oh supremo Poder Creador,
que por ti fueron hechas todas las cosas, y que de ti emana la Fuerza viva y la
sacrosanta Luz! Si el Gran Cosmos ha surgido de la Mente Divina, del Santo
Amor, de la Suprema Sabiduría, del Infinito Poder; en átomo, esas fuerzas
creadoras, mi Padre ha entregado a su semejanza, en átomo al hombre.
Pero
no olvidéis que cada átomo de mi Padre, para ti, mi Pueblo, es grandeza, es
algo poderoso y sublime, porque mi Padre te ha entregado a su semejanza,
para que tú también seas capaz de amar, capaz de pensar y de formar -con tu
pensamiento- bellezas, bálsamo, consuelo, caridad, aún pan de fortaleza,
pero no el pan de levadura, sino el del alma. ¡Cuántas veces, pensamientos
iluminados llegan a los cuerpos enfermos para acariciarlos, y aquellos
pensamientos iluminados han surgido precisamente de lo que Yo te digo, mi
Pueblo, de un sentimiento de ternura, de un sentimiento fino de amor
espiritual ¿Te has puesto a pensar, por un momento, cómo se verá cuando de
la mente del ángel surgen pensamientos angélicos? ¿Cómo serán los
pensamientos de un Ángel? ¿Lo has pensado alguna vez? ¿Qué color tendrá el
pensamiento de un Ángel, cómo será la Luz del pensamiento de un Ángel,
cuál será el poder del pensamiento de un ángel?.
Piénsalo, Pueblo, porque eso
es provechoso para ti, porque pensar eso, es llenarte de aliciente para querer
tú, ser -a través de los siglos- un ángel.
No lo olvides, que ya lo dije en aquel Tiempo; ninguna Creatura se perderá,
todos vosotros seréis salvados, por eso existe la santa encarnación para ti;
porque la reencarnación va preparando cada vez más y más a cada Creatura,
espiritual y materialmente, emocional y mentalmente, y a medida que la
Creatura se prepara, aumenta su medida y su capacidad; y vendrán los
Milenios, en que tú sepas cómo es la Luz de un Ángel, y vendrán los tiempos
en que de tu mente surja una vibración, una irradiación de Luz.
Tú emanarás
Luz, mi Pueblo, tus pensamientos serán luminosos cuando surjan de tu mente,
y puedas verlo tú más tarde, y podrán verlos los demás, pero para eso, mis
amados, necesitáis tener la mente limpia, para que sea también el
pensamiento limpio; y para tener la mente limpia, necesitas siempre hacer lo
posible por triunfar en la única lucha que te es permitida.
Hay una lucha que
es autorizada para ti, y en esa lucha, sí debes luchar con afán, lucha para
vencer, vence tus pasiones, vence tus miserias, vence tus errores, vence tu
materialidad, vence tus bajezas, vence tu pequeñez; y cuando tú seas
vencedor de todo, te encuentres purificándote con la devoción, con la
vergüenza de tus errores delante de ti; cuando tú en esa purificación te
encuentres, de tu mente saldrá Luz, porque tu mente estará limpia.
En este año, ya es año importante en el Mundo, empieza cada vez más a
prepararse el Mundo para todas las cosas que han de venir, y para toda la
sensibilidad espiritual que el hombre debe poseer, por lo que ya se acerca,
Pueblo, indudablemente. El hombre, aun con lentitud, aprovecha cada paso
que da, ascendiendo siempre. Y en este año sé moverá en ti como una fuerza
desconocida, como una fuerza viva, el mensaje de tu alma, pidiéndole
alimento espiritual. En este año, no toda la Humanidad, pero mucha parte de
Humanidad, sentirá la necesidad de algo del espíritu, porque su vida es triste,
porque su vida tendrá un vacío, y porque necesitan algo dulce, porque
necesitan algo grato. Sentirán la necesidad de espiritualizarse, sentirán la
necesidad de unirse para espiritualizarse, sentirán la necesidad de pensar, ya
no en el cuerpo, sino sentirán la necesidad de acumular, de reunir riquezas
para el alma, para la vida del espíritu, y esa riqueza está en las virtudes del
hombre que ha purificado su mente, y que ha despertado por eso, los
poderes del purificado, del limpio, la riqueza del poder espiritual, la riqueza
del conocimiento espiritual, la riqueza del amor espiritual, maravilloso
sentimiento que todo lo dignifica.
En este año, el alma de la mayor parte de la Humanidad, empezará a agitarse
porque va marcando en la rueda del tiempo un signo de importancia, por el
tiempo, por los astros, por la Humanidad misma, se notará el adelanto, el
movimiento de la Tierra y el movimiento del pensamiento del hombre; en
este año aparecerán novedades en el cielo; y en este año para ti, mi Pueblo,
para tus oídos, también habrá muchas novedades; unas, dolorosas; las otras,
no. En este año empiezan las sorpresas, en una gama diferente, pero siempre
sorpresas. En este año pensarás en que ya el Alma necesita tu atención, ya el
alma necesita un tiempo de dedicación, porque ella también tiene derecho,
porque ella vale más que el cuerpo del hombre; porque ella, la sensible, la
emotiva, por la cual el espíritu manifiesta amor, y la cual el espíritu ilumina el
alma del hombre, suspira por su Cielo; y suspira también por su misión, la
misión del hombre, la misión espiritual, lo más sagrado está esperando al
hombre en este año en que empieza ya, Pueblo mío, algo de lo importante
por la fecha.
Prepárate, prepárate Humanidad, porque ese átomo mío, ese átomo de
Cristo que está en cada Creatura, empezará en tu alma a moverse, buscando
acomodo en el ancho Mundo de mi Padre Dios, y no solamente dentro del
hombre quieto, sino dentro y fuera del hombre, pero en forma de actividad,
de obra, de enseñanza, de amor; así, para vosotros que queréis y que tenéis
mucho interés por saber, sí, la Obra Espiritual enseña muchas cosas, y te
enseña, mi Pueblo, cómo has de purificarte, cómo has de limpiarte, para que
seas tú, efectivamente, el Vehículo por el cual se manifieste la Sabiduría que tú
anhelas obtener, la Palabra. Oh maravilloso don tan atractivo, que atrae con
palabra elocuente, dulce y emotiva, a las multitudes; la palabra espiritual que
vivifica, la palabra espiritual que conmueve, la utilizará el Yo pensante, el Yo
amor, para enseñar al hombre el Camino por el cual encontrará la Gracia, y
por el cual encontrará la Paz, porque debo decirte: Que solamente aquellos
que son pacíficos, solamente aquellos que son nobles y resignados, aquellos
que no conocen la ambición, y que por resignados y por nobles, por pacíficos
y sencillos, con muy poco se conforman, de ellos es la Paz.
Pero tener la paz
dentro del alma, no le es dable a todas las Creaturas bajo el sol; ser pacífico
viene de dentro, no de fuera; ser pacífico, Pueblo mío, no es un don para
unos, es algo que se alcanza y que alcanzaréis todos vosotros. Sencillos en
vuestro vivir, sencillos en vuestro pensar, pero el pacífico, el dócil, el noble,
no sabe lo que es tener enemigos, porque él, no siente ser enemigo de nadie,
es apacible desde su alma, porque cada alma manifiesta por su cuerpo, lo que
ella tiene, no es el cuerpo solo el que manifiesta cosas contrarias a su Ser, el
Ser manifiesta por su cuerpo, lo que él ha alcanzado, lo que él ha obtenido,
entonces, piensa tú en esto que vas a escuchar:
Se prepararon tres Parvulitos, pon atención, mi Pueblo, porque también ellos
anhelaban el saber, porque también ellos anhelaban el poder, porque
también ellos querían conocer el Mundo con la velocidad del pensamiento.
Deseban ir a Jerusalén, y estar en Jerusalén, querían conocer diferentes
Pueblos y naciones, y ser como el pensamiento, y ser como el deseo, estar
ahí. Ver y vivir por un tiempo.
Entonces, ellos que querían trasladares así, tenían anhelos de pasar de
Parvulitos a Discípulos, y para esa prueba, a los tres se les hizo una
ceremonia, una preparación.
En esa preparación, Pueblo mío, se puso una
cruz, se puso una corona y se puso un trono; y en aquella sala donde iban a
pasarles la prueba, toda iluminada, llena de flores, todos con blancas
vestiduras; los tres quedaron de pie para elegir, y de acuerdo con su elección,
así sería la prueba, para pasarles de Parvulitos, al Discipulado. Uno de ellos
tomó la corona, y la puso en su frente; el otro, se sentó en el trono, y
solamente quedaba vacía la cruz; pero como los dos anteriores se habían
tomado cada uno lo que le correspondía, el que quedaba no se atrevía a
acercarse, a acomodarse en la cruz, la cruz estaba vacía y él estaba de pie;
pero en aquellos momentos, por vergüenza, se fue acercando a la cruz, con
temor, por vergüenza ante sus compañeros, por vergüenza de sí mismo; por
tanto, no se acercó con resignación, con amor al sufrimiento, entonces,
¿Quién de los tres, mi Pueblo, quién debe pasar de Parvulito a Discípulo?
Porque el que tomó la cruz, el que se fue acercando, se acercó porque no le
quedó otro remedio, porque los demás ya habían tomado sus lugares, y
porque por vergüenza dio pasos hacia ella.
Es como aquel rico que da, para
que vean que da, ya no puede darle Dios por lo que entregó, porque ya le ha
visto la Humanidad, ya le han visto los hombres, y tiene la satisfacción en
eso, en que han visto que da. Así aquel, vieron que se acercó a la cruz por
compromiso, para que vieran que se acercaba, pero no le quedaba otro
remedio, ya no puede tener el premio del Cielo; la cruz en sí, de corazón y
de verdad, estaba vacía.
No todos saben llevar la cruz, no todos pueden
caminar con ella por la calle de la amargura. Ahora, el que tomó el trono, el
que se sentó en el trono, hizo ni más ni menos que el hombre, para que lo
vean en el trono, en la materia; quiere elevarse a altos puestos, quiere
elevarse a ser una personalidad. Eso no tiene nada de la grandeza del espíritu,
no es el espíritu el que busca un trono, no es el espíritu el que busca una
corona, el espíritu busca una sola cosa: su Cielo, su Padre, su Dios, y si es
necesario para llegar a su cielo, ser crucificado, abraza amorosamente la cruz,
la busca, se coloca en ella y se prepara para exhalar en ella el último suspiro,
aunque todo gire en caprichoso giro a su derredor; cuando parece que el
Mundo tiembla, sin embargo, abraza su cruz.
Aquel que tomase la corona, también manifestaba vanidad, no es así como el
hombre se eleva al Discipulado, no es así como el hombre alcanza ese estado
unitario de grandeza en la Conciencia del espíritu despierto, bendita es la cruz
que eleva al hombre, bendita es la cruz que sirve para un Redentor.
Entonces, oh mi Pueblo, Yo no quiero que tú tomes, para que pases de
Parvulito a Discípulo, ni una corona, ni un trono, ni tampoco una cruz que
no puedes llevarla todavía, porque eres pequeño y porque eres débil; sólo
quiero que tomes mi Camino de Amor y sencillez, mi Camino de Paz y de
enseñanza; mi Camino de Perdón y más Perdón, de Amor y más Amor.
Volveré a repetirte lo que te dije antes, y lo que te he dicho siempre, no
sientas tener enemigos ni contrarios, porque entonces, me estorbas para que
Yo more brillantemente en ti, no quiero que seas prisionero del rencor,
porque es una cadena de amargura, no quiero que en esta noche salgas de
aquí sin haber dado el abrazo de fraternidad a aquel que tú has herido, a
quien tú has ofendido, a quien tú has lastimado; pide perdón, pide disculpa y
si a ti te han ofendido, dale también el abrazo de hermano y perdónale y
discúlpale con el amor con el que Yo te he perdonado, y con el amor con el
que Yo te he disculpado.
Cuando en mi nombre haces cosas que no son de
Mí, entonces, en el momento de la cruz, te di la enseñanza cumbre, la
enseñanza maravillosa que brilla en el Mundo como una página de sol:
“Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen” Y tú también sabes, mi
Pueblo, que el que ofende, no sabe lo que hace, porque el ofendido es
superior, ni siquiera piensa en la ofensa, porque no hay ofensa que incumba
al espíritu; entiende esto, no hay ofensa que roce ni siquiera el alma del
hombre. Lo que tú sientes como ofensas, que te las hacen o las que haces,
queda en la carne, van a la personalidad, y tú no eres la personalidad, tú no
eres la carne, tú eres espíritu, Hijo de Dios.
En esta cátedra de día primero de año, quiero decirte: Al espíritu, no le
alcanza ni la ofensa ni el lodo, no le alcanza la pequeñez, ni el cieno le
mancha su Luz, no hay ofensa que llegue al espíritu; entonces, perdona, o
pide perdón, porque, en verdad, el Camino Espiritual es único: Amor y más
Amor, Perdón y más Perdón. Prefiere ser el herido y no el heridor, prefiere
ser el muerto y no el asesino, recuerda mis palabras. Entonces, pensando en la
grandeza, en lo inmaterial del espíritu, en la superioridad del espíritu que no
le roza nada, ni le mancha nada; nada tienes contra tu semejante, nada debes
temer, porque todas las ofensas son de cuerpo a cuerpo; todas las ofensas y
los rencores, son personales, pero no espirituales. En el espíritu, sólo hay
amor, y en la personalidad, el fuego del rencor; y el fuego del rencor que
quita la paz, puede apagarse con el agua de la gracia del perdón, pero esa
agua está en el interno del hombre; ahí, en la grandeza donde canta el alma,
ahí tiene su canto de perdón, en el templo del universo y en el nombre de mi
Padre Celestial.
¿Que puede importarle a la luna, que una oruga se arrastre por la Tierra?
¿Dime, Pueblo, puede acaso importarle a la luna, que una oruga, casi invisible
se arrastre ignorada por la Tierra? Pues bien, así es el espíritu, ¿que puede
importarle a ese átomo divino, al Hijo de Dios, las cosas de su vestidura
temporal llamada cuerpo?, le tiene sin cuidado.
El espíritu ve con otros ojos y
con otros oídos, solamente oye la musicalidad espiritual, las notas finas
espirituales, esas notas que no se confunden con ninguna, porque son las
notas del poder de las que surgen Luz y caricia de Amor espiritual.
Así pues, no confundas una cosa con otra. Cuando hablas de ofensas y
rencores, estás acariciando tu traje y te olvidas de ti. Cuando hablas de
ofensas y rencores, estás solamente viendo las cosas bajo el punto de vista
personal y carnal, pero eso es pequeñez, es ver muy poco, con tan poco
alcance, que quien esto ve es plenamente materialista, y no ha empezado a
adquirir espiritualidad, que es un deber, que es una Ley para el Espíritu.
Así es mi enseñanza, mi Pueblo, en esta noche, para que la lleves en el
corazón, para que despierte tu conciencia con ella, para que ames, Pueblo,
con el amor con que Yo te he enseñado a amar, antes de la cruz, en la cruz y
después de la cruz. Y para los que vienen por primera vez, dicen: “La
enseñanza me gusta, la palabra me gusta, ¿pero cómo es posible que Cristo
esté hablando en este, cuerpo? ¿Cómo es posible que en un cuerpo humano
descienda Cristo? No, mi Pueblo, ningún cuerpo humano puede soportar mi
potencia, Yo no subo ni bajo, ni desciendo ni me muevo, fíjate en esto: Las
cátedras en este Tiempo, quitando la palabra “Irradiación”, se te entregan
por omnipresencia espiritual. La omnipresencia de Cristo es como el aire que
respiras, pues aún el aire que respiras, está lleno de efluvios del Santo Espíritu.
Así como la luz para tus ojos, así como el oxígeno para tus pulmones; así es
mi Luz que todo penetra y compenetra y está en todas partes, y solamente
falta una mente receptiva, una mente que interprete mis vibraciones, porque
Yo soy omnipresente, como eres tú en espíritu.
Cuando llegues a ser grande
conocerás de esto a través de la grandeza angélica, irás entendiendo estas
cosas, mi Luz está como la luz de tu Mundo, mi Pueblo, penetrándolo todo y
compenetrándolo todo, entonces, el aparato receptivo, el cerebro capacitado
para recibirlas, puede recibir en todas partes las ondas luminosas de mi
Pensamiento. Puedes llevar a un Aparato receptivo a la montaña y a las
profundidades de la Tierra, y aquel Aparato cual una Lira, en todas partes
transmitirá mi Cátedra, porque en todas partes está mi Luz vibrando
brillantemente, potentemente, maravillosamente, con el poder de mi
Voluntad, con el Poder de mi Pensamiento, con el Poder de mi Amor, con el
Poder de mi Conciencia, con el Poder de mi Sabiduría.
Todo lo lleno, en
todo estoy, omniabarcantemente, omnipresente; entonces, desde lo alto,
hasta las profundidades de la Tierra, habiendo cerebros, mi Mensaje se dejará
escuchar, porque mi Mensaje no tiene limitación, porque mi Mensaje está
para tocar almas y corazones, iluminando la vida de cada hombre por el
sendero de la gracia y de la verdad.
MI PAZ SEA CON VOSOTROS
FACULTAD O PORTAVOZ: MARIA AMPARO
TEMPLO:MARIANO TRINITARIO DE LA CIUDAD DE MEXICO
Gloria a Dios en la elevada y espiritualizada conciencia del hombre cristiano,
que él estará lleno de paz, porque él está lleno de buena voluntad.
Seas bienvenido a aprender, para después enseñar. Seas bienvenido para
prepararte y después de preparado, sabiendo que el Mundo es ancho para
sembrar la semilla del Amor Universal y para que todos aquellos que esperen,
ayuden a cosechar, ya que la siembra es voluntaria, pero la cosecha es
obligatoria, entonces te ayudarán a sembrar unos, y otros van a querer
ayudarte a cosechar; pero tú saldrás al Mundo, al ancho Mundo para enseñar
con tu ejemplo, que has nacido, oh Cristiano, para la servicialidad espiritual.
Yo te recibo si vienes dispuesto ya, o si solamente vienes a prepararte para
después.
Y hoy repito a esta multitud, lo que dije antes, en aquel Tiempo: “Muchos
son los llamados, y pocos los escogidos” Pero los escogidos no los he
escogido Yo solamente por un favor especial; los he escogido porque ellos
antes ya se habían escogido; porque antes de que Yo los eligiera, ellos ya
estaban elegidos, no por una gracia espiritual, sino por su evolución, por su
adelanto, por su sabiduría, por su amor, por sus obras.
El hombre sabe, y porque sabe, siente la necesidad de sentir la espiritualidad,
por ese sentir que llega al alma, por ese sentir que purifica. El hombre sabe
que esa es la escala, la escala del Cielo, la escala del corazón y de la gloria.
El hombre sabe que el sentimiento espiritualizado es un purificante por
excelencia verdadero, entonces afina tu lira, la lira de tu alma, la lira de tu
mente, la lira de tu sentimiento, para que así eleves las notas de amor
universal a lo elevado, a lo sublime, a donde Dios tu plegaria espera para
elevarte, para entregarte de lo que tú le pidas.
Quiero decirte más, pero esto necesita toda tu atención, toda la que seas
capaz de dar. Pueblo Cristiano, no llegarás a poseer la sabiduría, si no sientes
antes purificado el sentir y el pensar, limpio el cerebro y purificados tus oídos,
para que pueda pasar la Luz de la sabiduría por aquel que tiene limpio el
templo del Dios viviente, ya que el Espíritu de Dios, mora en el hombre. El
don del saber, entre los muchos dones, solamente será para ti,
verdaderamente claro, cuando ya el amor te haya purificado.
Pasará entonces
a ti, poco a poco, uno y otro y muchos poderes espirituales, siempre de uno
en uno, solamente podéis obtenerlos a través de estos tres principios
necesarios para ti; el primero es: El amor que purifica, que le prepara para el
segundo principio: La Sabiduría, y con ambos se prepara para que brote de
ahí, el Poder Espiritual: El poder para curar, el poder para consolar, el poder
para enseñar las cosas espirituales, pero enseñándolas en tal forma tan sencilla
y tan clara, que puedas cautivar a los que te escuchan, que seas tú
efectivamente atrayente como un foco luminoso, no como una niebla que
perturba.
Entonces, deja que esa Fuerza creadora de Cristo, deja que esa
Fuerza Amor, influya en ti, te llene del Hálito del Santo Espíritu, y una vez
que esa Fuerza esté contigo, limpiándote, quiere decir: Pueblo amado que ya
puedes irte preparando para que fluyan de tus labios, cual númen de Santo
Espíritu, la enseñanza de cátedra que conmueve, la única que, siendo del
Espíritu, no puede confundirse con ninguna otra, porque ésta es siempre
mayor que las demás.
Cuando se habla con sabiduría espiritual, con amor, cuando la enseñanza
brota de esa conciencia unitaria o crística, no hay nada que mejore, porque
no hay nada más allá del Espíritu.
¿Sabes ya acaso en qué grado te encuentras? estás en el grado en que el
hombre está preparándose ya con esa fuerza que limpia y purifica, y esa
fuerza te ha preparado para que fluya en ti la palabra de conocimiento
superior. ¿Ya estás manifestando acaso, algo más allá, como es el poder de
hacer el bien con el pensamiento, de hacer el bien con las manos que curan?
A esos son a los que me referí cuando dije en aquel Tiempo, que pondrían las
manos sobre los enfermos y ellos sanarían.
Son aquellos que se encuentran en
aquella preparación sensitiva de la nota espiritual en que pueden percibir lo
elevado. Vosotros los sensibles que necesitáis ya del pan espiritual para seguir
viviendo en la lucha de la Vida, no está lejos el Camino de vuestra grandeza.
Pero hay quien dice: “Voy a oír la Cátedra porque quiero saber”, ¿crees acaso
que es tan fácil saber? ¿Crees acaso que con una sola vez que oigas una
cátedra de espiritualidad, ya puedes saber? ¿Crees acaso que con un mes o un
año de enseñanza, ya puedes decir que sabes? ¡Oh, mi Amado, en esta
maravillosa Ciencia del Espíritu, tan alta como los Cielos y tan vasta como el
gran océano! ¿Qué es para ti una Edad? ¿Qué son, para aprender las cosas del
Espíritu, 40, 60, 70 u 80 años, si el alma tiene que pasar miles y miles de años
para sentirse, ya no Parvulito, sino Principiante al Discipulado?.
Es más fácil el
Camino que se puede llamar el camino de la gracia, el camino de la facilidad,
que el Camino de la sensibilidad, de las buenas obras y del Amor espiritual. Es
más fácil sentir que saber, y se hace más pronto la enseñanza por el sentir que
por el saber; el que siente la grandeza de las cosas del Espíritu, se alimenta
con ello, se ilumina con ello y llega a la Vida del que siente la grandeza de la
enseñanza, como una Luz que le llena de alegría y de optimismo, como si
tomaran su cruz pesada, se la quitaran y le dieran una Cruz de rosas, una cruz
liviana, que aún llorando por las espinas, de todas maneras siente dulce el
llanto, porque el Amor es así, aunque se destroce el cuerpo amador, siente
que el Amor embellece su vida, y de las espinas forja rosas, y de las rosas
humanas, hace rosas de Luz, y de la cruz puede hacer un trono, y de una
corona de espinas, puede hacerla de laureles.
El Amor, poder maravilloso que lo transforma todo en suprema belleza, es
del Espíritu, y en él existe cuando vuestro espíritu utilice su cuerpo para
sentirlo; entonces, vuestra vida tendrá un aliciente tan grande que jamás
sentiréis amargura ni soledad; un aliciente tan grande, que no tendréis
dificultad para saber, porque las rosas que van juntas con las espinas, el amor
las aprovecha todas, espinas y rosas; y tú todo lo hallarás fácil, porque hasta
la cruz, amando te será fácil. ¡Oh, Supremo Poder, que al embellecer el
mismo sufrimiento, demuestra ser del Espíritu! ¡Oh supremo Poder Creador,
que por ti fueron hechas todas las cosas, y que de ti emana la Fuerza viva y la
sacrosanta Luz! Si el Gran Cosmos ha surgido de la Mente Divina, del Santo
Amor, de la Suprema Sabiduría, del Infinito Poder; en átomo, esas fuerzas
creadoras, mi Padre ha entregado a su semejanza, en átomo al hombre.
Pero
no olvidéis que cada átomo de mi Padre, para ti, mi Pueblo, es grandeza, es
algo poderoso y sublime, porque mi Padre te ha entregado a su semejanza,
para que tú también seas capaz de amar, capaz de pensar y de formar -con tu
pensamiento- bellezas, bálsamo, consuelo, caridad, aún pan de fortaleza,
pero no el pan de levadura, sino el del alma. ¡Cuántas veces, pensamientos
iluminados llegan a los cuerpos enfermos para acariciarlos, y aquellos
pensamientos iluminados han surgido precisamente de lo que Yo te digo, mi
Pueblo, de un sentimiento de ternura, de un sentimiento fino de amor
espiritual ¿Te has puesto a pensar, por un momento, cómo se verá cuando de
la mente del ángel surgen pensamientos angélicos? ¿Cómo serán los
pensamientos de un Ángel? ¿Lo has pensado alguna vez? ¿Qué color tendrá el
pensamiento de un Ángel, cómo será la Luz del pensamiento de un Ángel,
cuál será el poder del pensamiento de un ángel?.
Piénsalo, Pueblo, porque eso
es provechoso para ti, porque pensar eso, es llenarte de aliciente para querer
tú, ser -a través de los siglos- un ángel.
No lo olvides, que ya lo dije en aquel Tiempo; ninguna Creatura se perderá,
todos vosotros seréis salvados, por eso existe la santa encarnación para ti;
porque la reencarnación va preparando cada vez más y más a cada Creatura,
espiritual y materialmente, emocional y mentalmente, y a medida que la
Creatura se prepara, aumenta su medida y su capacidad; y vendrán los
Milenios, en que tú sepas cómo es la Luz de un Ángel, y vendrán los tiempos
en que de tu mente surja una vibración, una irradiación de Luz.
Tú emanarás
Luz, mi Pueblo, tus pensamientos serán luminosos cuando surjan de tu mente,
y puedas verlo tú más tarde, y podrán verlos los demás, pero para eso, mis
amados, necesitáis tener la mente limpia, para que sea también el
pensamiento limpio; y para tener la mente limpia, necesitas siempre hacer lo
posible por triunfar en la única lucha que te es permitida.
Hay una lucha que
es autorizada para ti, y en esa lucha, sí debes luchar con afán, lucha para
vencer, vence tus pasiones, vence tus miserias, vence tus errores, vence tu
materialidad, vence tus bajezas, vence tu pequeñez; y cuando tú seas
vencedor de todo, te encuentres purificándote con la devoción, con la
vergüenza de tus errores delante de ti; cuando tú en esa purificación te
encuentres, de tu mente saldrá Luz, porque tu mente estará limpia.
En este año, ya es año importante en el Mundo, empieza cada vez más a
prepararse el Mundo para todas las cosas que han de venir, y para toda la
sensibilidad espiritual que el hombre debe poseer, por lo que ya se acerca,
Pueblo, indudablemente. El hombre, aun con lentitud, aprovecha cada paso
que da, ascendiendo siempre. Y en este año sé moverá en ti como una fuerza
desconocida, como una fuerza viva, el mensaje de tu alma, pidiéndole
alimento espiritual. En este año, no toda la Humanidad, pero mucha parte de
Humanidad, sentirá la necesidad de algo del espíritu, porque su vida es triste,
porque su vida tendrá un vacío, y porque necesitan algo dulce, porque
necesitan algo grato. Sentirán la necesidad de espiritualizarse, sentirán la
necesidad de unirse para espiritualizarse, sentirán la necesidad de pensar, ya
no en el cuerpo, sino sentirán la necesidad de acumular, de reunir riquezas
para el alma, para la vida del espíritu, y esa riqueza está en las virtudes del
hombre que ha purificado su mente, y que ha despertado por eso, los
poderes del purificado, del limpio, la riqueza del poder espiritual, la riqueza
del conocimiento espiritual, la riqueza del amor espiritual, maravilloso
sentimiento que todo lo dignifica.
En este año, el alma de la mayor parte de la Humanidad, empezará a agitarse
porque va marcando en la rueda del tiempo un signo de importancia, por el
tiempo, por los astros, por la Humanidad misma, se notará el adelanto, el
movimiento de la Tierra y el movimiento del pensamiento del hombre; en
este año aparecerán novedades en el cielo; y en este año para ti, mi Pueblo,
para tus oídos, también habrá muchas novedades; unas, dolorosas; las otras,
no. En este año empiezan las sorpresas, en una gama diferente, pero siempre
sorpresas. En este año pensarás en que ya el Alma necesita tu atención, ya el
alma necesita un tiempo de dedicación, porque ella también tiene derecho,
porque ella vale más que el cuerpo del hombre; porque ella, la sensible, la
emotiva, por la cual el espíritu manifiesta amor, y la cual el espíritu ilumina el
alma del hombre, suspira por su Cielo; y suspira también por su misión, la
misión del hombre, la misión espiritual, lo más sagrado está esperando al
hombre en este año en que empieza ya, Pueblo mío, algo de lo importante
por la fecha.
Prepárate, prepárate Humanidad, porque ese átomo mío, ese átomo de
Cristo que está en cada Creatura, empezará en tu alma a moverse, buscando
acomodo en el ancho Mundo de mi Padre Dios, y no solamente dentro del
hombre quieto, sino dentro y fuera del hombre, pero en forma de actividad,
de obra, de enseñanza, de amor; así, para vosotros que queréis y que tenéis
mucho interés por saber, sí, la Obra Espiritual enseña muchas cosas, y te
enseña, mi Pueblo, cómo has de purificarte, cómo has de limpiarte, para que
seas tú, efectivamente, el Vehículo por el cual se manifieste la Sabiduría que tú
anhelas obtener, la Palabra. Oh maravilloso don tan atractivo, que atrae con
palabra elocuente, dulce y emotiva, a las multitudes; la palabra espiritual que
vivifica, la palabra espiritual que conmueve, la utilizará el Yo pensante, el Yo
amor, para enseñar al hombre el Camino por el cual encontrará la Gracia, y
por el cual encontrará la Paz, porque debo decirte: Que solamente aquellos
que son pacíficos, solamente aquellos que son nobles y resignados, aquellos
que no conocen la ambición, y que por resignados y por nobles, por pacíficos
y sencillos, con muy poco se conforman, de ellos es la Paz.
Pero tener la paz
dentro del alma, no le es dable a todas las Creaturas bajo el sol; ser pacífico
viene de dentro, no de fuera; ser pacífico, Pueblo mío, no es un don para
unos, es algo que se alcanza y que alcanzaréis todos vosotros. Sencillos en
vuestro vivir, sencillos en vuestro pensar, pero el pacífico, el dócil, el noble,
no sabe lo que es tener enemigos, porque él, no siente ser enemigo de nadie,
es apacible desde su alma, porque cada alma manifiesta por su cuerpo, lo que
ella tiene, no es el cuerpo solo el que manifiesta cosas contrarias a su Ser, el
Ser manifiesta por su cuerpo, lo que él ha alcanzado, lo que él ha obtenido,
entonces, piensa tú en esto que vas a escuchar:
Se prepararon tres Parvulitos, pon atención, mi Pueblo, porque también ellos
anhelaban el saber, porque también ellos anhelaban el poder, porque
también ellos querían conocer el Mundo con la velocidad del pensamiento.
Deseban ir a Jerusalén, y estar en Jerusalén, querían conocer diferentes
Pueblos y naciones, y ser como el pensamiento, y ser como el deseo, estar
ahí. Ver y vivir por un tiempo.
Entonces, ellos que querían trasladares así, tenían anhelos de pasar de
Parvulitos a Discípulos, y para esa prueba, a los tres se les hizo una
ceremonia, una preparación.
En esa preparación, Pueblo mío, se puso una
cruz, se puso una corona y se puso un trono; y en aquella sala donde iban a
pasarles la prueba, toda iluminada, llena de flores, todos con blancas
vestiduras; los tres quedaron de pie para elegir, y de acuerdo con su elección,
así sería la prueba, para pasarles de Parvulitos, al Discipulado. Uno de ellos
tomó la corona, y la puso en su frente; el otro, se sentó en el trono, y
solamente quedaba vacía la cruz; pero como los dos anteriores se habían
tomado cada uno lo que le correspondía, el que quedaba no se atrevía a
acercarse, a acomodarse en la cruz, la cruz estaba vacía y él estaba de pie;
pero en aquellos momentos, por vergüenza, se fue acercando a la cruz, con
temor, por vergüenza ante sus compañeros, por vergüenza de sí mismo; por
tanto, no se acercó con resignación, con amor al sufrimiento, entonces,
¿Quién de los tres, mi Pueblo, quién debe pasar de Parvulito a Discípulo?
Porque el que tomó la cruz, el que se fue acercando, se acercó porque no le
quedó otro remedio, porque los demás ya habían tomado sus lugares, y
porque por vergüenza dio pasos hacia ella.
Es como aquel rico que da, para
que vean que da, ya no puede darle Dios por lo que entregó, porque ya le ha
visto la Humanidad, ya le han visto los hombres, y tiene la satisfacción en
eso, en que han visto que da. Así aquel, vieron que se acercó a la cruz por
compromiso, para que vieran que se acercaba, pero no le quedaba otro
remedio, ya no puede tener el premio del Cielo; la cruz en sí, de corazón y
de verdad, estaba vacía.
No todos saben llevar la cruz, no todos pueden
caminar con ella por la calle de la amargura. Ahora, el que tomó el trono, el
que se sentó en el trono, hizo ni más ni menos que el hombre, para que lo
vean en el trono, en la materia; quiere elevarse a altos puestos, quiere
elevarse a ser una personalidad. Eso no tiene nada de la grandeza del espíritu,
no es el espíritu el que busca un trono, no es el espíritu el que busca una
corona, el espíritu busca una sola cosa: su Cielo, su Padre, su Dios, y si es
necesario para llegar a su cielo, ser crucificado, abraza amorosamente la cruz,
la busca, se coloca en ella y se prepara para exhalar en ella el último suspiro,
aunque todo gire en caprichoso giro a su derredor; cuando parece que el
Mundo tiembla, sin embargo, abraza su cruz.
Aquel que tomase la corona, también manifestaba vanidad, no es así como el
hombre se eleva al Discipulado, no es así como el hombre alcanza ese estado
unitario de grandeza en la Conciencia del espíritu despierto, bendita es la cruz
que eleva al hombre, bendita es la cruz que sirve para un Redentor.
Entonces, oh mi Pueblo, Yo no quiero que tú tomes, para que pases de
Parvulito a Discípulo, ni una corona, ni un trono, ni tampoco una cruz que
no puedes llevarla todavía, porque eres pequeño y porque eres débil; sólo
quiero que tomes mi Camino de Amor y sencillez, mi Camino de Paz y de
enseñanza; mi Camino de Perdón y más Perdón, de Amor y más Amor.
Volveré a repetirte lo que te dije antes, y lo que te he dicho siempre, no
sientas tener enemigos ni contrarios, porque entonces, me estorbas para que
Yo more brillantemente en ti, no quiero que seas prisionero del rencor,
porque es una cadena de amargura, no quiero que en esta noche salgas de
aquí sin haber dado el abrazo de fraternidad a aquel que tú has herido, a
quien tú has ofendido, a quien tú has lastimado; pide perdón, pide disculpa y
si a ti te han ofendido, dale también el abrazo de hermano y perdónale y
discúlpale con el amor con el que Yo te he perdonado, y con el amor con el
que Yo te he disculpado.
Cuando en mi nombre haces cosas que no son de
Mí, entonces, en el momento de la cruz, te di la enseñanza cumbre, la
enseñanza maravillosa que brilla en el Mundo como una página de sol:
“Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen” Y tú también sabes, mi
Pueblo, que el que ofende, no sabe lo que hace, porque el ofendido es
superior, ni siquiera piensa en la ofensa, porque no hay ofensa que incumba
al espíritu; entiende esto, no hay ofensa que roce ni siquiera el alma del
hombre. Lo que tú sientes como ofensas, que te las hacen o las que haces,
queda en la carne, van a la personalidad, y tú no eres la personalidad, tú no
eres la carne, tú eres espíritu, Hijo de Dios.
En esta cátedra de día primero de año, quiero decirte: Al espíritu, no le
alcanza ni la ofensa ni el lodo, no le alcanza la pequeñez, ni el cieno le
mancha su Luz, no hay ofensa que llegue al espíritu; entonces, perdona, o
pide perdón, porque, en verdad, el Camino Espiritual es único: Amor y más
Amor, Perdón y más Perdón. Prefiere ser el herido y no el heridor, prefiere
ser el muerto y no el asesino, recuerda mis palabras. Entonces, pensando en la
grandeza, en lo inmaterial del espíritu, en la superioridad del espíritu que no
le roza nada, ni le mancha nada; nada tienes contra tu semejante, nada debes
temer, porque todas las ofensas son de cuerpo a cuerpo; todas las ofensas y
los rencores, son personales, pero no espirituales. En el espíritu, sólo hay
amor, y en la personalidad, el fuego del rencor; y el fuego del rencor que
quita la paz, puede apagarse con el agua de la gracia del perdón, pero esa
agua está en el interno del hombre; ahí, en la grandeza donde canta el alma,
ahí tiene su canto de perdón, en el templo del universo y en el nombre de mi
Padre Celestial.
¿Que puede importarle a la luna, que una oruga se arrastre por la Tierra?
¿Dime, Pueblo, puede acaso importarle a la luna, que una oruga, casi invisible
se arrastre ignorada por la Tierra? Pues bien, así es el espíritu, ¿que puede
importarle a ese átomo divino, al Hijo de Dios, las cosas de su vestidura
temporal llamada cuerpo?, le tiene sin cuidado.
El espíritu ve con otros ojos y
con otros oídos, solamente oye la musicalidad espiritual, las notas finas
espirituales, esas notas que no se confunden con ninguna, porque son las
notas del poder de las que surgen Luz y caricia de Amor espiritual.
Así pues, no confundas una cosa con otra. Cuando hablas de ofensas y
rencores, estás acariciando tu traje y te olvidas de ti. Cuando hablas de
ofensas y rencores, estás solamente viendo las cosas bajo el punto de vista
personal y carnal, pero eso es pequeñez, es ver muy poco, con tan poco
alcance, que quien esto ve es plenamente materialista, y no ha empezado a
adquirir espiritualidad, que es un deber, que es una Ley para el Espíritu.
Así es mi enseñanza, mi Pueblo, en esta noche, para que la lleves en el
corazón, para que despierte tu conciencia con ella, para que ames, Pueblo,
con el amor con que Yo te he enseñado a amar, antes de la cruz, en la cruz y
después de la cruz. Y para los que vienen por primera vez, dicen: “La
enseñanza me gusta, la palabra me gusta, ¿pero cómo es posible que Cristo
esté hablando en este, cuerpo? ¿Cómo es posible que en un cuerpo humano
descienda Cristo? No, mi Pueblo, ningún cuerpo humano puede soportar mi
potencia, Yo no subo ni bajo, ni desciendo ni me muevo, fíjate en esto: Las
cátedras en este Tiempo, quitando la palabra “Irradiación”, se te entregan
por omnipresencia espiritual. La omnipresencia de Cristo es como el aire que
respiras, pues aún el aire que respiras, está lleno de efluvios del Santo Espíritu.
Así como la luz para tus ojos, así como el oxígeno para tus pulmones; así es
mi Luz que todo penetra y compenetra y está en todas partes, y solamente
falta una mente receptiva, una mente que interprete mis vibraciones, porque
Yo soy omnipresente, como eres tú en espíritu.
Cuando llegues a ser grande
conocerás de esto a través de la grandeza angélica, irás entendiendo estas
cosas, mi Luz está como la luz de tu Mundo, mi Pueblo, penetrándolo todo y
compenetrándolo todo, entonces, el aparato receptivo, el cerebro capacitado
para recibirlas, puede recibir en todas partes las ondas luminosas de mi
Pensamiento. Puedes llevar a un Aparato receptivo a la montaña y a las
profundidades de la Tierra, y aquel Aparato cual una Lira, en todas partes
transmitirá mi Cátedra, porque en todas partes está mi Luz vibrando
brillantemente, potentemente, maravillosamente, con el poder de mi
Voluntad, con el Poder de mi Pensamiento, con el Poder de mi Amor, con el
Poder de mi Conciencia, con el Poder de mi Sabiduría.
Todo lo lleno, en
todo estoy, omniabarcantemente, omnipresente; entonces, desde lo alto,
hasta las profundidades de la Tierra, habiendo cerebros, mi Mensaje se dejará
escuchar, porque mi Mensaje no tiene limitación, porque mi Mensaje está
para tocar almas y corazones, iluminando la vida de cada hombre por el
sendero de la gracia y de la verdad.
MI PAZ SEA CON VOSOTROS